- Hemos logrado testimonios sobre un turbio asunto – afirma con rictus serio.
“Vinieron en naves verdes. Aterrizaron en un pueblo navarro llamado Altsasu en una época difícil que, afortunadamente, se superó. Pero ellos no lo entendieron así. Estaban preparados para la guerra y no sabían qué hacer en tiempos de paz. Esto provocaba problemas de convivencia en la localidad. Hasta que un día unos jóvenes les hicieron frente. ¿Cuántos? Ahí comienza el primer misterio”.
Se visionan unos vídeos de los medios de comunicación de aquella época. En ellos se comprueba que el primer día del suceso eran unos cincuenta. Conforme pasaban las horas, el número iba decreciendo, primero a treinta, luego a veinte y cuando parecía que finalmente los protagonistas serían unos ocho, terminaron siendo tres. Sí. El increíble caso de la bronca menguante. Como una versión de aquella novela de Richard Matheson que en 1957 llevaron al cine con el nombre de “El increíble hombre menguante”.
“Más intriga. ¿Por qué lo que se consideró grave en ese pueblo, no lo era en el resto? Existen datos de que altercados idénticos que no tenían recorrido mediático ni mucho menos judicial. ¿Por qué dieron tanta importancia a lo que allí ocurrió? Según fuentes de este espacio televisivo, los marcianos verdes y sus superiores no habían perdido el tiempo. Habían tejido redes en las altas esferas. Además de controlar las armas, también lo hacían con los medios de comunicación y la justicia. En círculos alternativos se comentaba que incluso eran capaces de meterse en el cerebro de los habitantes”.
“Pero nos queda el último de los enigmas. ¿Cómo consiguieron sobrevivir los alsasuarras ante tanta injusticia?
Los datos nos indican que pese a que la lucha era muy desigual pero los extraterrestes no contaron con algo: la solidaridad de un pueblo. Y su trabajo.
No hemos podido conseguir documentos para saber cómo terminó esa historia pero, suponemos que lo hizo bien. Dentro de lo que cabe en un caso con tanto sufrimiento. Porque si las ganas de guerra hubiesen ganado a la solidaridad y el cariño de la gente, la raza humana se habría extinguido hace tiempo. Y seguimos aquí. Aunque, a veces, recordando lo que sucedía en esos años, nos sintamos un poco marcianos”.