09/08/2008
Tras unos meses duros y estresantes, por fin llegó la hora de desconectar aunque sea sólo por unos días y el lunes pasado salimos Alfonso, Luismi y yo hacia Noja para pasar unos días. A media mañana partimos en la super Kangoo, y tras parar a mitad de camino a repostar y echar un tentenpié, llegamos sobre las 14.00 horas al hotel que iba a ser nuestro hogar durante varios días. El hotel no estaba mal, teniendo en cuenta que era de una sola estrella, una habitación con las tres camas, TV, armario, baño completo, parking y a cinco minutos de la playa; para nosotros, más que suficiente. Tras dejar las cosas y sin perder tiempo, fuimos a comer y a la playa. Nos acercamos hacia la otra playa para ir calculando las distancias y hacernos una idea general del pueblo, aunque el paseo por la costa de Noja fue bastante más largo de lo esperado. Al día siguiente, compramos una sombrilla y un balón y nos dirigimos de nuevo a la playa. Tras un largo paseo, nos fuimos a duchar y a comer en que iba a ser nuestro restaurante de toda la semana, con nuestro amigo el camarero calvoroto. Tras una siesta, volvimos a la playa, y fuimos a dar un paseo por el pueblo. El miércoles amaneció nublado y decidimos acudir al mercadillo que se instala en el pueblo una vez por semana. Tras las compras, y viendo que el día se aclaraba fuimos a la playa y ya por la tarde recibimos la visita de nuestro compañero Iñaki, que se instaló con su furgoneta cerca de la otra playa. El jueves, nuevo día y nuevo desayuno con la prensa en el bar más cercano al hotel, el tiempo no acompaña y la lluvia se hace fuerte así que tras pensar qué hacer, decidimos ir a un bar y jugar una apasionante partida de mus en un bar, que nos lleva toda la mañana. Tras la comida, fuimos a la playa, ya que no llovía aunque continuaba nublado. Allí jugamos al futbol, donde me coroné como nuevo campeón de futbol-playa, tras para doce penalties consecutivos, record que permanecerá para los anales de la historia de la playa de Noja. Tras varios juegos, y algún baño en las frías aguas del mar, hicimos compra y nos fuimos hacia la furgoneta de Iñaki, para cenar allí, mientras veíamos atardecer. Tras la cena y otra partida de mus con cartas nuevas y caras, nos fuimos a dormir. Viernes, esto ya se acaba, así que habrá que aprovechar. Como las fiestas nos persiguen allá por donde vamos, es carnaval de verano en Noja. El día amanece nublado, y a ratos chispea, pese a lo cual vamos a la playa, al contrario que a la tarde que pese a que sale el sol, nos metemos a un bar a jugar al mus. En la comida, en nuestro bar que se van a disfrazar del oeste, nos toca de camarero uno que no es precisamente Billy el Rápido y tras más de dos horas, y con ayuda del calvoroto, conseguimos que nos saquen todo el menú. A la noche volvimos para verle en acción y no había mejorado nada. Vimos el desfile del carnaval y nos fuimos al hotel ya que el cansancio hace mella en nuestros cuerpos. Al día siguiente, tras el típico desayuno, completar la maleta y vuelta para Iruñea para la hora de comer. Se terminaron estos días de y tranquilidad y desconexión tan necesarios, pero bueno, ya llegarán otros.
Argazkiak hemen, fotos aquí.
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