27/11/2010
No hace ni diez años que compré mi piso. Vivir en el centro era mi ilusión y lo conseguí. Estar en una zona céntrica, comercial, cercana, llena de vida era lo que quería. Pero los años pasan para todos y todo cambia, a veces demasiado. He ido a echar la quiniela, antes lo hacía justo al lado de casa, pero cerraron el estanco, luego a otro local en la calle Cortes de Navarra, también lo cerraron y ahora tengo que ir hasta la Plaza de Castillo. También he ido a comprar el pan, había una enfrente de mi casa, también la cerraron, el del video-club puso pan, y también lo cerraron, ahora lo compro en la calle Leyre, donde el otro día cerró el bar con ese nombre y también el bar Larumbe. El del video-club tenía prensa, pero como ya he dicho cerró, así que ahora iba a la librería de enfrente de casa, pero cerró la semana pasada. Como también cerro la tienda de ropa deportiva, los de coches de crío y varios locales más. Hace un par de años ví con alegría que abrió un chino, que siempre viene bien en algunos momentos, pero no duró ni un año. ¡Cómo estará el comercio del centro para que cierre un chino!!! Así que ahora me asomo a la ventana con la sensación de que vivo en un polígono industrial. Todo debe evolucionar, la crisis probablemente haya ayudado a estos cierres y la anunciada pero parada demolición de parte de la manzana de enfrente han colaborado a esta situación, pero me queda una reflexión: ¿Qué tipo de ciudad nos están haciendo? ¿Una ciudad donde para comprar el pan y el periódico tenga que ir a un centro comercial a kilómetros de mi casa? ¿Toda una ciudad dormitorio, donde para ver gente haya que irse a pasar la tarde al Itaroa o a la Morea? ¡A ver cómo paramos esta locura!!
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