Los griegos ya se han hartado de supuestos rescates y votaron la semana pasada mayoritariamente a Syriza. No sabemos que sucederá a partir de ahora pero supongo que nada será igual. Sin entrar a valorar, de momento, todo ello, la caverna mediática ya ha empezado con las críticas, pero esta vez, también las hemos encontrado desde la izquierda, a cuento de que en su nuevo gobierno no hay mujeres. Son muchos los que se llevan las manos a la cabeza. Yo no estoy entre ellos.
Y es que a mí personalmente todas esas políticas de listas paritarias entre hombres y mujeres que ahora hacen en muchos partidos políticos siempre me han parecido una soplapollez. El poner un número como obligación, en mí, siempre ha creado el efecto contrario que parece se pretende. Se supone que en las listas o puestos de responsabilidad tienen que estar los mejores, independientemente de su sexo. El tratar a la mujer como un simple guarismo en vez valorarla por su posible valía me parece indignante y algo que en absoluto fomenta la igualdad de género. Si en un gobierno o en una lista de un partido político tiene que haber solo hombres o mujeres, que los haya, pero por un criterio de validez, no por políticas que pretenden ser feministas y que, por lo menos a mí, me parecen todo lo contrario. No me gustaría ser mujer y estar en un puesto con la duda de si lo ocupo por ser la persona idónea o por un escaparate populista de quedar bien con la sociedad.
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