27/06/2007
2006ko Abenduaren zubi foralean nire arrebatxorekin Hakima, Sahara noa.
1 del 12 de 2006. Me despierto, es viernes, pero hoy no trabajo. Quizás por eso tengo menos pereza. Me ducho, me afeito, y miro la mochila. No cabe todo lo que tengo que meter, esto quito, esto pongo y juego al tetris para meter todo y lo consigo aunque parecía imposible. Repaso por 1937 vez la lista, pero esta vez es la última. El pasaporte, el DNI, el dinero. Sí. Salgo de casa, dos mochilas, una bolsa grande, el bolso y tres gorros mejicanos para devolverle al Bitxo. Sí, cabe todo en el ascensor. Llego al coche, atasco, como no! consigo salir y emprendo camino a Leitza, para la una ahí. Qué nervios!! Qué emoción!! En un principio nos dijeron que no había sitio, pero justo el domingo pasado recibimos la llamada, tan sólo cuatro días después, cambiar el chip y vamos hacia allá. Por un lado mejor para darle menos vueltas. Comemos en el Gaztañaga y Mikel nos lleva a Donosti. Ahí vamos con mi mochila grande e inflada y dos maletones de Hakima de 29 y 23 kg. respectivamente, además del equipaje de mano. Os recuerdo que el máximo de kgr por persona es 20. Llegamos a Donostia, busco un bus que lleve rápido a Bilbo mientras Haki cuida las maletas. A la segunda y con el tiempo justo, pero lo encuentro, ya estamos camino de Bilbo. Tenemos un margen de diez minutos para bajar y coger otro para el aeropuerto. Pregunto y hay suerte, casi al lado está y se pueden coger tickets dentro o sea que otra vez para dentro. Llegamos al aeropuerto y cogemos un carro, con el que se ven las cosas muy diferentes. Nos ponemos en la cola y mientras voy a embalar la mochila, Hakima factura y da mis datos, no sé cómo metemos todas las maletas y yo no enseño ni el pasaporte. Falta mi mochila por facturar y no sé cómo lo haremos poque ya tengo la tarjeta de embarque, en fin intentamos colarlo con otro, y los de adelante que son un montón tienen kilos de falta, ahi les lanzo mi mochila, a ver si sale todo bien. Un pote en el bar con Miguel, un hombre que conoce a la famila donde vamos y que ya ha estado otros años y entramos sin problemas. Retraso, pero sólo una hora (esperábamos 4 o 5) y nos montamos con Aerolíneas Argelinas. Ya estamos en el avión, la aventura no ha hecho sino comenzar. Por ahí tenéis fotos!!!
1 del 12 de 2006. Me despierto, es viernes, pero hoy no trabajo. Quizás por eso tengo menos pereza. Me ducho, me afeito, y miro la mochila. No cabe todo lo que tengo que meter, esto quito, esto pongo y juego al tetris para meter todo y lo consigo aunque parecía imposible. Repaso por 1937 vez la lista, pero esta vez es la última. El pasaporte, el DNI, el dinero. Sí. Salgo de casa, dos mochilas, una bolsa grande, el bolso y tres gorros mejicanos para devolverle al Bitxo. Sí, cabe todo en el ascensor. Llego al coche, atasco, como no! consigo salir y emprendo camino a Leitza, para la una ahí. Qué nervios!! Qué emoción!! En un principio nos dijeron que no había sitio, pero justo el domingo pasado recibimos la llamada, tan sólo cuatro días después, cambiar el chip y vamos hacia allá. Por un lado mejor para darle menos vueltas. Comemos en el Gaztañaga y Mikel nos lleva a Donosti. Ahí vamos con mi mochila grande e inflada y dos maletones de Hakima de 29 y 23 kg. respectivamente, además del equipaje de mano. Os recuerdo que el máximo de kgr por persona es 20. Llegamos a Donostia, busco un bus que lleve rápido a Bilbo mientras Haki cuida las maletas. A la segunda y con el tiempo justo, pero lo encuentro, ya estamos camino de Bilbo. Tenemos un margen de diez minutos para bajar y coger otro para el aeropuerto. Pregunto y hay suerte, casi al lado está y se pueden coger tickets dentro o sea que otra vez para dentro. Llegamos al aeropuerto y cogemos un carro, con el que se ven las cosas muy diferentes. Nos ponemos en la cola y mientras voy a embalar la mochila, Hakima factura y da mis datos, no sé cómo metemos todas las maletas y yo no enseño ni el pasaporte. Falta mi mochila por facturar y no sé cómo lo haremos poque ya tengo la tarjeta de embarque, en fin intentamos colarlo con otro, y los de adelante que son un montón tienen kilos de falta, ahi les lanzo mi mochila, a ver si sale todo bien. Un pote en el bar con Miguel, un hombre que conoce a la famila donde vamos y que ya ha estado otros años y entramos sin problemas. Retraso, pero sólo una hora (esperábamos 4 o 5) y nos montamos con Aerolíneas Argelinas. Ya estamos en el avión, la aventura no ha hecho sino comenzar. Por ahí tenéis fotos!!!
Cena de ensalada y pollo frío y un quesito del caserío argelino y aterrizamos en Orán para repostar. Bueno, pues enseguida saldremos, a ver que dicen por megafonía. "El copiloto no ha venido, así que salimos del avión y domiremos en un hotel" ¿Cómo? Pues sí, no es broma. Nos llevan al aeropuerto donde como tenemos músicos, bailamos hasta el zortziko para hacer tiempo y tras rellenar miles de papeles nos llevan en unos miniautobuses a un hotel. Ridiosla! Uno de cinco estrellas, elegante, la pena es que no lo vamos a aprovechar mucho, ya que son las 2.30 de la noche y a las seis desayunamos. Bueno esperaba dormir en una haima en el desierto y estoy en un hotel de cinco estrellas, de momento esto no es como me lo habían contado. Nos llaman a portazos y desayunamos bien, zumo, bollos hasta hartar y robamos una bolsa entera de bollos del buffet. (Todo sea por el Sáhara). De nuevo al aeropuerto, más papeles, más registros y subimos al avión. Falta alguno, se suben, y volamos otra vez. Por fin, sobre las 11.15 de la mañana estamos en Tinduf.
Nos viene a buscar uno que está esperándonos desde ayer con el hermano de Haki y un amigo de éste. Hay que coger las maletas de los doscientos y pico pasajeros y la cinta que está estropeada es de unos cinco metros. Así que cadena hasta fuera del aeropuerto, las cajas de ayuda a los lados y el resto hacia afuera. Un poco de caos, pero al final, todos con nuestras maletas. Por lo que comentan hemos tenido mucha suerte de que no esté la policía argelina. Vamos en un 4x4, el tío, Miguel, Haki, su hermano, un amigo e Iñaki, que es de Getaria y lo hemos recogido porque andaba un poco perdido. No hay mucho camino, la carretera es buena, vemos el desértico paisaje, los pozos para sacar agua y enseguida llegamos a nuestro campamento llamado 27 de febrero.
No hay mucho camino, la carretera es buena, vemos el desértico paisaje, los pozos para sacar agua y enseguida llegamos. Parece otro mundo, los caminos de arena, las casas de adobe separadas entre sí, poco ruido y sobretodo, mucha tranquilidad. Entramos en la haima que será mi hogar durante toda la semana. Decorada como todas, colchones con mantas en los lados, alfombras y mesas bajas, en la esquina una televisión pequeña, en la que echan Pasión de Gavilanes en euskera (es broma, en árabe), Abdelaje, el hermano oficial de Hakima, nos hace un té, además de la coca-cola, agua y pastas que hay en la mesa. Nos sentamos y disfrutamos del momento. Enseguida nos sacan la comida, cabra y ensalada con una manzana de postre. Un rato de tranquilidad en la haima, otro de fútbol y nos vamos a ver el campamento y a ver si logramos encontrar al niño que busca Iñaki. Voy con Miguel y visitamos el museo y otros lugares mientras esperamos a que vengan Hakima e Iñaki mientras vemos como se reparte la harina, los juguetes que se inventan los críos e incluso nos colamos en una clase de francés. Por fin, colocamos a Iñaki en su casa y volvemos aunque paramos en casa de una amiga de Hakima, donde tomamos una vez más, el típico té, que es todo un rito a la hora de hacerlo. Volvemos a casa, ya es de noche. Otro rato en la haima y cenamos arroz a la saharaui. Tras como no, otro té, enseguida nos vamos a dormir, tras ver en la tele la liga de fútbol portuguesa. Dormimos en la haima Miguel, Hakima, su madre, su hermano y yo, bastante bien pese a los ronquidos de Abdelaje y gracias a mis tapones.
Día 3. Nos despertamos sobre las 8.30, desayunamos leche caliente y bollos, que aún quedan de los que robamos en el hotel. Tras el té, Miguel se va con Hatreen a Smara y vienen dos andaluzas que han llegado hoy y están en casa de Hamida. Me voy con Hakima para el "centro" a comprar mientras vemos la escuela, el "hospital" y todo lo que aparece por el camino. Cambiamos los euros y volvemos a casa, por supuesto, sin comprar nada. Tras unos duros partidos de fútbol, vamos a comer a casa de Hamida, por fin pruebo el camello, que es muy bueno. Me pongo de encargado del té, a intentar hacerlo, es todo un rito. Se sacan cinco o seis vasos pequeños, se calienta agua en una tetera a las brasas, el té se deja en un vaso, luego se llena, uno se deja, el resto se vuelve a echar,. luego se va echando de un vaso a otro para hacer espuma varias veces.... bueno, un lío, demasiado complicado para hacerlo bien a la primera. Cada uno toma siempre tres vasos de té y el proceso completo dura como una hora. Tras el té, las andaluzas tienen que repartir unas cartas, así que vamos otra vez para allá. Hakima está cansada y se queda en casa así que yo me voy con ellas y Hamida. Encontramos a casi todos los de las cartas salvo a uno, que nos recorremos el pueblo entero para buscarlo, lo cual me viene bien para ver otros lugares y seguir con mi exigente ritmo de fotos. Volvemos tras una andada considerable a la haima, otro té, antes de cenar, y un poco de escribir para ponerme al día. Tras otros duros partidos de fútbol con la chavalería, vamos a cenar a la haima de una prima de Hakima, cuscus con camello, y la ensalada, que se toma siempre al final. Tras la manzana de postre y un poco de tertulia, volvemos a nuestra haima y al rato dormimos, hoy con dos amigos de Abdelaje, y tras enterarme de la victoria de Osasuna y beber un tapón de ginebra para desinfectar.
Sin madrugar mucho, sobre las 10, nos despertamos y desayunamos. Una vuelta por el campamento, vemos algún centro y el hospital que está en obras y tras el típico partido de fútbol, vamos a comer. Ya a la tarde nos vamos en un 4 x 4 a Ausere, por el desierto. Vamos, Matmut el chófer, Hamida, Iñaki, las tres andaluzas y yo junto a imnumerables críos que van danzando de un lado a otro. Por el camino a Manuela le suena el teléfono, cuya sintonía es la de paquito el chocolatero, pero personalizada, o sea manuela te están llamando, manuela coge el teléfono, y mientras ella dice ya voy, ya voy, estoy a punto de morir de risa, pero sobrevivo a duras penas. Llegamos a Ausere, que es bastante parecido a nuestro campamento y tras repartir las típicas cartas, visitamos el hospital y su pésimo estado. De ahí vamos a El ayun. otro campamento, aunque no vemos mucho ya que es de noche y nuestro campamento es el único que tiene luz, el resto funciona con placas solares. Entramos en el centro de la mujer yvolvemos al 27 de Febrero y devolvemos a un chaval a su casa, donde nos dan el típico té y también la cena, spaguetis picantes y tortilla de patata antes de poder decir nada. Volvemos a casa, donde invitados por el tío de Haki, tenemos que volver a cenar, cosas de la hospitalidad saharaui. En fin, la vida social saharaui es muy dura. Dormimos y a esperar un nuevo día.
Me levanto a las nueve, me lavan la cabeza y vamos al centro. Hoy hay una fiesta cultural y están montando haimas, pasamos por un centro cultural donde vemos ensayar unos músicos, damos una vuelta y hacemos unas comprar con una prima enfermera de Hakima. Tras comprar varias cosas volvemos y me visto de saharaui, visitamos a Iñaki, y nos vamos a comer. Demasido sol, se me ha calentado la cabeza. Tras la comida, un té tranquilo, demasiado calor en la calle, y damos una vuelta con un jeep hasta Rabuni, una ciudad de comercio pero sin habitantes, al lado de los pozos de agua. Volvemos y tras unos bailes, y como no, un té, cenamos, los típicos rezos y a dormir.
Seis del doce, un nuevo día. Ha venido una religiosa que los hombres no podemos ver y en su honor se mata una cabra. Paseo por el campamento donde compramos varias cosas y nos encontramos con más vascos que a la tarde pasarían por la haima a por el típico té. Tras varios tés y tertulias a la noche los hombres nos vamos a cenar a la haima de Hatreen, donde hay arroz el cual es costumbre comerlo con las manos haciendo un puñao, apretándolo y luego comiéndolo. Aunque intento hacerme el valiente y digo que prefiero cenar como ellos, por fortuna a mí me dan un tenedor. Tras una fuerte discusión política entre dos, de la que no me entero nada porque hablan en saharaui, nos vamos a dormir que mañana tenemos manifa a primera hora.
Día 7, nos levantamos y tras desayunar salimos rumbo a la mani. Niños desfilando, los típicos cantos de las mujeres y muchos solidarios con la causa saharaui. Tras la manifestación se iza la bandera en el centro de la mujer, y hay un espectáculo con mítines y actuaciones musicales. Luego más fotos, más camello, y por la tarde voy a dar una vuelta con Edge, con el que me tengo que comunicar con gestos. Me lleva a casa de un amigo y jugamos con un globo hasta que anochece y volvemos. Hoy nos ha invitado la famila de Iñaki a cenar junto a unos de Bilbao, así que vamos hacia allá. Hakima no anda muy bien de la tripas así que voy solo. Todo está muy bueno, especialmente una especie de pinchos morunos de camello a la brasa, así que tras una larga tertulia nos volvemos hacia mi campamento, por fortuna me acompañan hasta mi haima, ya que con mi nulo sentido de la orientación si no, probablemente todavía estaría dando tumbos por el Sáhara. Antes de dormir, salgo de la haima y observo, sin ninguna prisa las estrellas. Por un lado pienso que es algo que también lo puedo hacer en Pamplona, pero por otro tengo la certeza de que no lo haré.
Me despierto en la haima un día más, pero aunque nadie habla de ello, sabemos que es el último. La mañana pasa entre juegos, regalos y tatuajes de gena. Los preparativos de la última comida, la última vuelta por el campamento, últimas fotos desde lo más alto del campamento, y hacemos la mochila, vaciada de lo que traíamos pero otra vez llena de regalos. Salgo de la haima, y vuelvo a ver las estrellas. ¿Cuándo volveré a tener otro momento de tranquilidad así?. Llegó la hora, la gente va en camiones al aeropuerto, pero nosotros como tenemos enchufe nos lleva el chófer hasta el aeropuerto de Tinduf. Allí estamos todos otra vez, hasta la señora de Amurrio, que a la ida iba con unos zapatos con tacón y decía que si no le gustaba el sitio al que la llevaban se iba a un hotel (no sé a dónde se pensaba que iba) se lo ha pasado estupendamente. Pasamos los primeros, con arena y piedras de recuerdo en los bolsillos que por fortuna no pitan, y a Hakima como tiene pasaporte argelino la retienen hasta el final, lo cual nos crea un poco de tensión , me quedo sólo y al final ya aparece. Subimos al avión, donde se viven momentos curiosos, primero nos dan café, que hay dos jarras, una de café sólo y otra de café con leche, Miguel, se pide uno con leche pero como está fuerte pide más café "olé", pero el azafato no entiende y le echa más café sólo, ante lo cual nos da otro ataque de risa. La gente parece que ha llegado justa de las tripas, y dos señoras se desmayan pidiendo la ayuda de un médico. Además supongo que el baño habrá estado concurrido, la verdad es que no he estado mucho rato despierto, aunque los que estaban a mi alrededor todavía menos. Llegamos a Bilbo, cogemos las maletas, y nos colamos con los de Donosti, que han organizado un bus y tienen sitio. Mis padres que están en Leitza, vienen a buscarnos, llegamos a Leitza, donde está nevando!!! y compruebo que hay cosas como grifos, duchas o tazas de báter que nos parecen tan simples, pero que mucha gente no tiene acceso a ellas. Me ducho y el agua sale negra como no he visto en la vida. El viaje ha terminado, la experiencia quedará para siempre.
El pueblo saharaui, el que todo lo que tiene lo comparte, donde te regalan más de lo que tienen y encima te piden perdón por no hacerte mejores regalos, donde la costumbre es que primero coman los invitados y luego si sobra, los de casa, donde la solidaridad es más que una palabra, donde no existen las prisas y sí la tranquilidad.
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Información sobre el Sáhara en www.saharalibre.es
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