16/06/2008
Por fin se cumplió mi sueño y fui con Ruth a Port Aventura, tras años de intentos fallidos con mi cuadrilla. El mismo viernes salimos de Iruñea, rumbo a Salou para pasar el fin de semana. Tras hacer las maletas y coger todos los papeles, salimos sobre las cuatro de la tarde, y fuimos de un tirón hasta LLeida, donde paramos para picar algo y pasar por el baño. Tras la parada técnica, llegamos a Salou, aunque nos costó algo encontrar la calle del apartamento, conseguimos aparcar en la puerta, aunque sin darnos cuenta de que en zona azul. El apartamento no era como esperábamos, pero bueno, ya se sabe que en casa del herrero, cuchara de palo. Tras hacer las camas, fuimos a cenar y ver que había por el pueblo. Cenamos un perrito caliente con unas patatas, y echamos un cubata cerca de nuestro hogar, y como cerraban el bar no nos dieron más, lo que interpretamos como una señal para irnos a casa, pensando el duro día que nos esperaba. Tras dormir, nos despertamos a las ocho de la mañana, ducha y nos fuimos a desayunar y preguntar por el autobús que nos llevaría a nuestro destino. LLegamos y fuimos a coger las entradas, aunque tuvimos algún problema con la reserva, pero todo se solucionó al final y esperamos a que llegasen Patxi y Raquel. Cuando aparecieron fuimos entrando y empezamos por la nueva atracción el Furius Baco, aunque había tanta gente en la cola como hormigas en nuestro apartamento. Las colas eran largas, de hasta hora y media de duración, pero mereció la pena. Y fuimos pasando por el Stampida, el Huracán Condor, en el que Ruth estuvo super valiente, no como otros..., hasta llegar al famoso Dragon Can, que dejó a Patxi con las tripas revueltas. Tras todo esto fuimos a comer a una cantina mejicana, y por la tarde tras ver un espectáculo con pájaros, fuimos muy a mi pesar hacia las atracciones con agua de por medio, donde pese a los pequeños tsunamis, que nos vinieron encima, logramos sobrevivir. Mientras Patxi intentaba secarse, aunque no lo consiguió hasta varias horas más tarde, fuimos a intentar lograr algún muñeco en varios puestos, Ruth consiguió un pingu, y Patxi hizo el ridiculo pescando patitos pese a hacer trampas, aunque por lo menos al decimoséptimo patito sin premio que cogió, consiguió dar lástima a la dependienta y le dijo donde había premio. Tras recoger todos nuestros animales entramos en un bar del oeste, donde vimos los espectaculos del mago Maverick y de la manoletina con calcetín. Viendo un show hawaiano nos despedimos del parque y volvimos a Salou, cenamos en un restaurante y despedimos a Patxi y Raquel, que se volvían a Castellón. En el camino a casa paramos en un bar llamado Kalean, donde había muy buena música y mejores jarras de kalimotxo. Cansados pero felices, nos fuimos a casa a dormir. Al día siguiente, despertarnos, ducha, hacer las maletas y vuelta para Iruñea, parada en Lleida para comer y en casa con tiempo suficiente para ver la final de pelota. Zorionak Oinatz!!
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