Insert coin.
Para comenzar la partida necesito: visitar el cajero, ingresar el dinero del abono de los toros, hacer la típica compra pre-fiestas en el supermercado, adquirir en la farmacia el kit sanferminero y tras comprobar el armario de la ropa blanca, un pantalón y dos camisetas. Ya estoy preparado.
Play.
Me anudo el pañuelo al cuello y salgo dispuesto a
superar todas las pantallas. Me atacan con enormes vasos que contrarresto con
las ganas del primer día. Esto se pone difícil, sacan peligrosos toros, a los
que consigo esquivar con velocidad y quiebros. Disparan con colesterol, a base
de almuerzos, comidas y meriendas. Siguen el combate con chupitos de diferentes
colores que me provocan acidez, así que, tengo que sacar el comodín del
protector intestinal. Pero aún tienen recursos, me persiguen con el cansancio y
las ojeras, a lo que añaden quedar con los sobrinos para vez a los gigantes. No
me queda otro remedio, debo recurrir al “esta noche, pronto a casa”.
Avanzo firme hacia el final, pero, ¡maldición! Aparece el
vendedor de velas. Veo a un niño que enciende una. La peor de las embestidas:
la depresión. Sé lo que significa: me mataron.
Game over.
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