Nunca sabes como vas a acabar. Y menos en política. No me refiero a la gente que pasa de partido a partido buscando poltrona sino a gente reconocida cuyo final no es el que habían soñado. O todo lo contrario.
Aznar, por ejemplo. Tras gobernar durante dos legislaturas se retiraba dejando a Rajoy al mando, con la perspectiva de unas elecciones que iban a volver a ganar. Y sin embargo, un brutal atentado y las posteriores mentiras sobre su autoría con lo que lograron hacer el ridículo a nivel mundial, hicieron que saliese por la puerta de atrás, con el prestigio y las elecciones perdidas.
Y a nivel local, hemos tenido a Yolanda Barcina. Tras su paso por la alcaldía de Pamplona, acumulaba poder para ser tanto presidenta de su partido como candidata a la presidencia de Navarra, algo que consiguió ser, como siempre, gracias a la ayuda del Psn. ¡Quién le iba a decir que apenas cuatro años más tarde iba a dejar el parlamento, ya que no la querían ni en su propio partido, al cual dejaba en crisis total y fuera del gobierno!
Dos finales que no esperaban y ambos igual de merecidos.
Y también están casos opuestos. Con frases sentenciadoras. Como la mítica: "monte un partido político y a ver si le votan" que le dijeron a Ada Colau. La activista que se hizo famosa por ser la portavoz de la Plataforma Anti Desahucios les hizo caso y ahora es nada más y nada menos que alcaldesa de Barcelona.
Y también tenemos lo mismo a nivel local con la misma frase que le dijo el entonces presidente Miguel Sanz a una entonces desconocida Laura Perez, en su "minuto de gloria" en presencia de Felipe VI, el entonces príncipe. Monte un partido y a ver si le votan. Y de nuevo lo hizo. Se convirtió en la cabeza visible de Podemos y junto a otros partidos consiguieron el cambio para Navarra.
Frases inocentes cuyos autores no esperaban el resultado final.
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