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Hola muy buenas: Soy abierto, vitalista, enérgico, noble, equitativo, idealista, generoso, leal, buen organizador, protector, perfeccionista, con voluntad de poder y gran sentido del espectáculo y de lo dramático. Pero también despótico, egocéntrico, cruel, dogmático, intolerante, vanidoso, ansioso de poder y débil ante el halago. Si tienes suerte, te tocará mi mejor lado, si no, lo siento pero ni siquiera yo soy perfecto.

viernes, 23 de marzo de 2012

SANTILLANA DEL MAR

Para los que nunca tenemos puentes, nuestra única posibilidad de pillar tres días seguidos de  fiesta, vacaciones aparte, es que alguna fiesta caiga en lunes, así que aproveché el último lunes festivo para ir a visitar junto a Amaia, Santillana del Mar, la villa de las tres mentiras, con intenciones de ir a Cabárceno. Así que el viernes tras salir de trabajar, ultimamos los preparativos y salimos hacia Cantabria con la Kangoo acompañados de Mari Bego, nuestro GPS, que nos iba diciendo tanto los caminos como los radares.
Con una simple parada técnica para mear, llegamos tras algo más de tres horas de viaje a nuestro hotel, donde nos dieron la llave de la habitación que iba a ser nuestro pequeño hogar de todo el puente. Cenamos en el mismo hotel, donde nos sorprenden con un revuelto de tallos que ni la camarera sabe lo que es, y un solomillo de pollo, lo que siempre hemos conocido como pechuga.  Tras una infusión nos retiramos a la habitación, que el día ha sido largo y estamos algo cansados.
Empezamos el día con un desayuno en el hotel, y reciclamos parte para llevárnoslo de viaje. Tras coger las entradas en el hotel, que la recepcionista tenía que hacer a mano, vamos rumbo a Cabárceno, a donde llegamos en poco más de media hora. Y allí pasamos todo el día rodeado de animales, mientras vigilamos de reojo el depósito de gasolina que estaba en las últimas. Hemos tenido suerte con el tiempo, y pese a las negras previsiones, hace buen día, soleado, pero sin calentar en exceso, así que vamos pasando por todo el recinto donde vemos entre otros tigres, gorilas, reptiles, elefantes sucios, leones, gacelas, cebras, hipopótamos, bisontes e incluso otros más exóticos, como el watusi, el yak o el licaón. Todo lo que por ahí rulaba salvo las hienas que se esconden hasta la noche.
El mal tiempo aparece y hace que nos tengamos que comer las pizzas en el interior del coche, ya que justo empieza a llover, pero afortunadamente, ya nos quedan pocas cosas por ver.
Proseguimos nuestro viaje, y echamos un café-infusión mientras preguntamos si el espectáculo de leones marinos sigue en pie pese a la lluvia.
Vemos el espectáculo donde el speaker va mejorando su carácter poco a poco y volvemos rumbo a Santillana, tras echar gasolina y seguir los consejos de Mari Bego. Damos una vuelta por el pueblo, echamos un pincho, y volvemos al hotel, antes de ir a cenar, que hoy es sábado.
Tras prepararnos, vemos que un restaurante anuncia día del chuletón, lo cual hace que tardemos poco en decidirnos. Unos patés, unas típicas anchoas, jamón y pasamos a la bandeja del chuletón, ya partido en trozos, que dejamos tan limpia como la botella de vino. Un postre y con un txupito de hierbas rematamos la jornada.
El domingo sin madrugar mucho, desayunamos y en primer lugar vamos a las cuevas de Altamira, que tenemos al lado, donde nos dan hora para las doce y media, y vemos un museo cercano mientras hacemos hora. Tras salir de Altamira, hacemos una pequeña ruta por pueblos cántabros, comemos en Comillas, y llamamos a un teléfono buscando información de las cuevas de El Soplao, donde nos dan hora a las 16.30, o eso creemos entender entre la conexión del móvil y el ruido de fondo, así que comemos a gusto en un restaurante y salimos hacia las cuevas con la presión del tiempo. Llegamos sin problemas a la primera y vemos los hermosos paisajes y  nos montamos en el tren que nos lleva al interior. Tras la visita y unas fotos, vamos hacia San Vicente de la Barquera, pueblo marítimo. Una fuerte lluvia nos sorprende, así que tras tomar algo en un bar volvemos hacia nuestro hogar intentándonos secar por el camino. Volvemos a cenar en el hotel, y nos vamos a dormir, que mañana nos despedimos.
Último desayuno y tras hacer el “check out”  volvemos a dar una vuelta por Santillana, hacemos compras y salimos rumbo a Comillas, para ver la zona más antigua del pueblo y el “Capricho de Gaudí”. Camino hacia casa, paramos en Suances, comemos y con una parada en una estación de servicio, llegamos hasta Atarrabia, penúltima parada y posteriormente a casa. Fin de trayecto de un bonito viaje que esperemos sea el primero de muchos.

Argazkiak

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