En un principio no parece mal plan, eso de vivir sin pegar un palo al agua y con todo pagado, pero la cosa no es tan sencilla. Y es que la vida de Juancar, no ha sido tan fácil:
Hijo de exiliados, hasta los 27 años y poco antes de la transición no pudo volver a España por culpa de Franco.
A su padre, no sabían ni dónde enterrarlo.
Su madre, tras una dura carrera como violinista, estuvo muchos años en silla de ruedas.
Colecciona a sus setenta años golpes y caídas, ya que el deporte del esquí, parece que no se le daba muy bien. Y las armas tampoco, mató a su hermano de un disparo cuando tenía catorce años, y muchos más tarde tuvieron que emborrachar a un oso para que atinara en una cacería. Su hígado está bastante castigado por sus deberes reales, y también tiene chungo el pulmón.
Su mujer es inmigrante. Tiene tres hijos con ella, de los que sólo trabaja una, la del medio,... pero no cobra nada.
Todos, incluidos los nietos, viven de su asignación.
La mayor se acaba de divorciar. Su yerno dicen que se daba a las drogas y al alcohol y la ha dejado con dos niños.
El pequeño de sus hijos aún no se ha ido de casa y además se ha casado con una divorciada y la ha traído a vivir con ellos. Esa señora antes trabajaba, tenía muy buen puesto, pero desde que fue a su casa ya no hace nada. Ahora tienen dos niñas que también viven bajo nuestro techo.
Y para colmo la otra hija (la menos fea), que por lo menos se había casado con uno guapo, va y le sale rana, y parece que pese a su lujosa vida, no tenía suficiente y se ha dedicado a aprovecharse de su situación para enriquecerse ilícitamente y engordar notablemente su patrimonio.
Buff!!! Ya no quiero ser rey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario